Osteopatía
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Su fundador, Andrew Taylor Still, médico y sacerdote, llamo a este nuevo arte de curar Osteopatía en junio de 1874 en los Estados Unidos. Adopto esta palabra para definir a esta reciente ciencia. Las raíces griegas de este término son: Osteon, el hueso, el tejido; y pathos, no el sentido de enfermedad, sino en el sentido de “lo que viene desde adentro”, como la simpatía o antipatía. Osteopatía significa, pues, lo que viene desde adentro a través de los huesos, de los tejidos. Para Still, esta palabra expresa la noción de enfermedad, de perturbación de los tejidos y no la patología de los huesos.
La práctica osteopatica es un método terapéutico suave, que posibilita detectar irregularidades en los distintos sistemas del cuerpo (articular, muscular, nervioso, visceral y los líquidos corporales), y normalizarlos a través de un cuidadoso método de tratamiento.
Los malos hábitos, el stress, la falta de higiene, accidentes, intervenciones quirúrgicas, golpes, problemas emocionales pueden generar tensiones y bloqueos en diferentes partes del cuerpo. Cada tensión en uno o en varios sistemas va a disminuir la vitalidad de cada persona. Eso se puede sentir como mala digestión, molestias, dolor u otros síntomas. La vitalidad, la fuerza vital inherente a cada individuo se va expresar a través de la circulación de los líquidos (fluidos)-sangre, linfa, líquido cefalorraquídeos.
La finalidad de la osteopatía es la de ofrecer la posibilidad que las fuerzas de auto curación (la vitalidad inherente) puedan manifestarse. El terapeuta, respetando la vitalidad, el ritmo individual, el propio tiempo del paciente, ayuda a restablecer la armonía.
El paciente tiene una participación activa durante el tratamiento y entre las sesiones son esenciales para su mejoría, pero sobre todo es, la toma de conciencia en relación a sus síntomas y el origen de ellos para el comienzo de su curación.