Esta nueva era en que vivimos, ha propiciado que el concepto de Unidad se enraice cada vez más en nuestro planeta. Hace años que el mundo viene fusionando sus culturas; adaptando, incorporando y nutriéndose en el arte, la música, las creencias, las filosofías, los valores y hasta en las leyes que rigen el Universo.
En el área de la salud, occidente, (con su medicina alopática, homeopática, antroposófica, fisioterapia, medicina germánica y osteopatía entre otras), y oriente (con la medicina natural -principalmente la ayurveda- y la medicina china), se están complementando de un modo muy beneficioso ofreciéndole al ser humano una nueva conciencia sobre la salud.
Nuestro organismo es una Unidad total, en la que todas sus partes físicas, energéticas y espirituales están unidas e interrelacionadas, como también integrado al cosmos. Nada está separado en este universo. Como dijo el físico Amit Goswami: “Cuando nos comprendamos a nosotros mismos y a nuestra conciencia, también comprenderemos el universo, y la separación desaparecerá”.
Somos responsables de todas nuestras vivencias; por lo tanto, de la salud también.
Es muy importante que la persona tome verdadera conciencia de lo que ocurre fuera y dentro de él. Que haga una introspección frente a su situación personal, y trate de conocer el origen de su falta de salud, que lo acepte con amor, lo comprenda con compasión y lo incorpore con humildad para el camino de sanación.
Cómo contribuye entonces la Medicina Holística?
Tanto la Osteopatía como la Medicina China, a pesar de tener sus raíces alejadas en tiempo y espacio, comparten de su filosofía, la conexión con la naturaleza y la sabiduría que existe y actúa en nosotros uniendo todo lo manifiesto en la existencia, desde lo micro hasta lo macro.
Como Unidad compleja, todo nos afecta, estimula y condiciona. Desde las relaciones que tenemos con nuestro mundo interno (pensamientos y emociones) y con las intenciones, pensamientos y emociones de los demás, de nuestro entorno; hasta factores externos como el clima; los virus y bacterias; las radiaciones electromagnéticas, cosmo-teluricas y ondas de radiofrecuencia baja, que también nos afectan pero de un modo más imperceptible.
El cuerpo, sabio maestro del aprendizaje, es parte de nuestra conciencia en conexión con el todo. Escucharlo, atenderlo y estar siempre presente en él es el gran desafío para el ser humano.